EOLETIN
DEt HEAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS
VAJILLA METALICA DE EPOCA ROMANA EN
EL MUSEO ARQUEOLCGICO DE ASTURIAS
(ovlEDo)
Joequírs Aurneco¡cs¡e
C¿n,v¡x Fsn¡ÁN»sz Ocso.r
Depórito Legal: O, +3.It!3
Sepalat¡ núñero 144
Imprenta "LA CRUZ"
Granda-Siero (OvieCo) 1994
VARIA
VAJILLA METALICA DE EPOCA ROMANA EN
EL MUSEO ARQUEOLOGICO DE ASTURIAS
(OVIEDO)
JoAeuiN AURRECoECHE,{
Canurx
FERNÁNDEZ
Ocso-r
INTRODUCCION
A través de esta breve nota presentamos un estudio sobre algunos materiales del Museo de Asturias vinculados a la vajilla metálica romana. La totalidad de estos ejemplares se encuentra depositada en el citado museo y ha sido publicada en los inventarios
monográficos de esta institución, donde se realiza una descripción de los mismos. Nuestro objetivo ahora es avanzar un poco
más en su conocimiento y ofrecer un estudio pormenorizado de
dichos materiales y de su inserción en unos parámetros cronológicos precisos.
El conjunto de nuestras piezas son producto de hallazgos descontextualizados, a excepción de Ia sítula de Vega del Ciego (Aragoneses, 1954) perteneciente a un establecimiento tardorromano
de tipo villa (Fdez. Ochoa, 1982,273-76).
Se presenta a continuación el catáIogo de las piezas y después
el estudio detenido de cada una de ellas.
CATALOGO
BRONCES DE LA
VILLA DE VEGA DE CIEGO
de sÍtula, de perfil €D <<S». Base plana en la que se observa Ia huella de fijación aI torno. Unida al cuerpo, hoy per-
1.-Fondo
6BB
JOAQUIN AURRECOECHEA Y CART\,IEN ¡.ERNANDEZ OCHOA
dido mediante una fila de remaches circulares, también de
bronce, dispuestos a 0,7 cm. de1 borde de Ia pieza. Diámetro
superior del objeto: 31 cm.
Bibliografía: Jorge Aragoneses, 1954, B-9, fig. 13.A; Escorte1i, 1975, 62,lárn. 59 (Lámina I).
Lámina I: Sítula de Vega del Ciego. (Foto: M.A.A.)
BRONCES DE PROCEDENCIA DESCONOCIDA
2.-Jarra
de cuerpo ovoide, netamente separado de1 cuello cónca-
vo mediante un surco profundo, debajo del cual se observan
los restos de inserción de un asa. Laboca, que debió ser circular, se encuentra perdida. Pie destacado, con decoración en Ia
base de circulos concéntricos en fuerte relieve. Base y cuerpo
fueron fundidos por separado. Diámetro máximo: 16,5 cm. A1-
tura: 26,5 cm.
Bibliografía: Escortell, 1975, 80, lám. 96.
3.-Botella cuya pared se curva desde la base hacia eI exterior,
para alcanzar su diámetro máximo y gradualmente reducirse
hasta la unión con el cuello. CueIIo tabular con saliente, conseguido al doblar Ia lámina hacia fuera, y fijado mediante remache al cuerpo y la boca. Lineas incisas horizontales recorren Ios restos de Ia inserción del asa. Técnicamente eI recipiente se compuso, originariamente, de cuatro piezas: la base,
hoy perdida; eI cuerpo, ejecutado sobre lámina martilleada;
eI cuello, también martilleado, y la boca, que junto con el asa
\¡AJILLA NIETALICA DE EPOCA ROMANA
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estarían realizados mediante fundición. Diámetro máximo:
17,5 cm. Altura: 21,5 cm.
BibliografÍa: Escortell, 1975, 80, Iám. 97.
.-Laprocedencia de estapieza no es definitiva, pudiendo haberse hallado enlauilla de Vega de Ciego. Cuenco, de borde exvasado horizontal y pared curva, decorado con profundos gallones redondeados. Dos apiiques de cuerpo ovalado, sugieren una
asa horizontal. EI recipiente se realizó mediante martilleado
de una fina lárnina, repujadando posteriormente los gallones.
Apiique fabricados mediante fundición. Diámetro: 15 cm.
BibliografÍa: Escorteil, 1975, 80, lám. 98.
ESTUDIO
El }ote de piezas que integran este breve catálogo forma un grupo bastante heterogéneo, que recoge ejemplares de distintas familias morfológicas y cronológicas.
La número 1 es un fondo de sÍtula, haliado enlaoill.a de Vega
de Ciego. Pertenecía a un recipiente muy difundido. durante los
siglos IV-V d. C., en el ámbito hispano. Palol, quien ha clasificado los vasos de este momento, adjudica el número 3 y 4 de su tipología a los acetres realizados en dos piezas (Palol, 1970, 233). Descartamos la vinculación de nuestro ejemplar con eI tipo 4 debido
al perfil recto del fragmento, lo que imposibilita Ia forma clásica
de olia de paredes cerradas que caracteriza a este grupo. EI tipo
3, aI que afiliamos eI acetre asturiano, presenta dos variantes. La
variante 3a recoge aquellas sítulas con cuerpos de tendencia plana
y ancha, como, por ejemplo, Ia encontrada en Ventosa de Pisuerga (Palol, 1970,2L1, fig. 3, núm. 2B). La variante 3b aglutina a las
sítulas más altas, con predominio de la verticalidad, así la hallada en Ia sepultura «C» de Ia necrópolis de La Nuez de Abaio (Pa1oI, 1970, 2Ll-212, fig.2,14). Al no poseer más que Ia parte inferior del acetre no podemos decantarnos por ninguna de las dos opciones, señalando solamente los fondos de Hornillos de1 Camino
y villa de La Olmeda como los paralelos más próximos a nuestro
ejemplar (Palol, 7970,210, fig. 1, 7, y 224, fig. B, 40). No obstante,
queremos indicar Ia ausencia de umbo central en nuestro recipiente asturiano, lo que le diferencia de todas las otras piezas comentadas. La cronología propuesta por Palol y avalada ya en multitud de casos se ve nuevamente confirmada en el presente ejemplar, adscrito a un establecimiento datado desde fines del siglo IV
aI siglo V (Jorge Aragoneses, 1954, 13).
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JOAQUIN AURRECOECHEA Y CARI!,IEN FERNANDEZ OCHOA
EI número 2 es una jarra perteneciente a la categoría definida
por su panzaovoide, netamente separada del cuello, con asa y pie
fundidos separadamente del recipiente. Generalmente, estos productos disponen de un asa profusamente ornamentada con temas
alusivos a cuestiones mitológicas. El tipo se encuentra poco representado en Italia, conociéndose solamente algunos ejemplares de
Capua. Cahen-Deiaye, que les ha consagrado un estudio, a propósito de un ejemplar belga, da una lista de 61 piezas para todo el
Imperio, en la que se observa la distribución espacial de este grupo. EI mayor número de jarras ovoides han sido encontradas en
Galia (24) y Germania (13), seguidas a gran distancia por Campania (7), Nórica (5), Panonia (4), Inglaterra (3), Helvecia (2) y Egipto (1) (Cahen-Delaye, 1970, 120-135). La profusión de ejemplares
en la zona gala quizá sea indicativa de la existencia de un taller
en esta provincia. Nos encontramos ante un tipo de producción
provincial, derivada de las jarras campanas hechas de una sola
pieza, y sin separación entre cuello y parlza. Cronológicamente se
sitúan desde fines del siglo I d. C. hasta el siglo III d. C. Paralelos
idénticos a nuestro ejemplar han sido hallados en Néris, fechado
en el siglo I d. C. (Tassinari, 1975, 66-6?, lám. 32,171) y Ni jmegen
(Boesterd, 1956,77 , fig. 72,276). EI Museo Arqueológico Nacional
de Madrid conserva una jarra de este tipo, sin procedencia, datada, también, en eI siglo I d. C. (Blázquez, 1960, 204, fig. 4, l).
El número 3 corresponde a un vaso denominado ..blechkannenr,
categoría que engloba a las jarras realizadas en una fina lámina
de bronce, con boca y asa macizos, fundidos en una sola pieza. Radnoti fue el primero que las reunió en un grupo, sistematizando las
de Panonia (Radnoti, 1938, 155-155). Posteriormente, Eggers excindió las halladas en Ia Germania libre, asignándoies el tipo 128
de su clasificación, concordando nuestro ejemplar con Ia variante <<A» (Eggers, 1951, lám. 11, 128). Raev enriqueció la ya larga lista de piezas con eI material de las provincias de1 Danubio y de
la Europa oriental (Raev, 1976, 155-162). Para Tassinari el origen
de estipo de producción provincial, datable en los siglos II-IIi d. C.,
estaría originado en una forma campaniense, muy común a finales del siglo I d. C., consistente en jarras globulares con asa recurvada y charnela para tapa. Aunque eI grueso de estas piezas se
fechan en los sigLos mencionados, también se conocen ejemplares
tempranos del siglo I y tardíos del siglo IV d. C. (Raev, 1976, 156).
Los «blechkannen» presentan una amplia difusión por todo e1 Imperio, siendo muy comunes en: Germania, Tracia, Moesia, Galia
y Panonia, por 1o que es de suponer que los centros de fabricación
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se hallen diversificados. En Hispania se conocen ejemplares procedentes de ConÍmbriga (Alarcáo, 1979, 154, Iám. 37 , l2), Mérida
(Nogales, 1990, 113, fotografía en pág. 110) y en e1 pecio del Cabo
de Higer (Fuenterrabía, Guipúzcoa) (Urteaga, 1988, 111-122). De
Jaén proceden tres nuevos restos de estas jarras, una boca y una
tapa descontextualizadas, pertenecientes, respectivamente, al Museo de Jaén y aI de Linares; y una tapa de Porcuna (Aurrecoechea,
1991). De entre los paralelos más cercanos para nuestra pieza destacaremos los del Ri jksmuseum (Boesterd, 1956, 70-71, fig. 11,257)
y Brigetio (Radnoti, 1938, 52, 3). En Lyón apareció un «blechkannen» muy parecido al del Museo de Asturias, presentando la moldura curva y eI saliente agudo, asÍ como la decoración incisa de
nuestro ejemplar. Esta jarra francesa se halló asociada a un tesorillo de finales del sigio IIi d. C. (Boucher y Tassinari, 1976, l5L-152,
núm. 193). Otro paraleio morfológico, casi idéntico, es la «blechkannen» de La Mole, que se encontraba repleta de antoninianos
de Aureliano (270-275 d. C.) (Devanges, 1981, B3B, 14).
EI cuenco asturiano se integra dentro del núm. 7, variante A,
de la clasificación de Palol. En éI se reúnen los cuencos decorados
con gallones y que poseen asas horizontales (Palol, 1970, 233). Recientemente Caballero Zoreda ha matizado este apartado de la tipología de Palol, postulando que Ia división entre variantes de
esta forma no debe efectuarse teniendo en cuenta ]os motivos ornamentísticos, pues se conocen ejemplares lisos, sino a raíz de sus
caracterÍsticas morfológicas. Así, para Caballero el tipo 7A estaría definido por el borde horizontal, mientras que el 7B presenta
borde de perfil en <<S», señalando incluso una variante nueva, 7C,
donde se reúnen los cuencos de borde moldurado (Caballero, 1985,
104-105). El primer grupo suele estar decorado con gallones, normalmente anchos y redondeados. Estas características definitorias
confieren al cuenco del Museo de Asturias eI papel de arquetipo de
la forma 7A. Las páteras agallonadas, como la de Ventosa de Pisuerga (Palol, L970,220, fig. 5, 34), Hornillos del Camino (Palol,
1970, fig. 1, 10 y fig. 2,9) o Segóbriga (Fuentes, 1983, 447, fig. 3,
10), son muy comunes en eI territorio hispano, pero raramente conservan las asas laterales. Un ejemplo clarificador de esta clase de
elementos de preensión sería el cuenco del Museo de Ni jmegen,
datado en eI siglo III-IV d. C., que, aunque de tipologÍa distinta,
cuenta con dos apliques soldados a la pared del vaso, de cuyas anillas pende el asa propiamente dicha (Boesterd, 1956, 58, fig. B, 196).
Los ejemplares hispanos consultados, que conservan los apliques
para el asa, pertenecen a la variante 7B. EI modo de inserción de
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estos apliques sobre Ia pared del vaso se ejecutó romachando Ia
pieza, asi las de Castrobol (García Merino, 7975, 526, fig. 1, 1) y
Hornillos del Camino (Palol, 1970, 210, flg.2,11), y no soldándolos como en el caso del Museo de Asturias. Para concluir, diremos
que esta clase de cuencos son una caracterÍstica producción hispana de los siglos IV y V d. C.
Según hemos podido comprobar en esta investigación, la vajiIIa metálica del museo asturiano, si bien no significa un número
considerable de ejemplares, sí puede ser clarificadora del panorama arqueológico referido a estos materiales. Lamentablemente Ia adscripción geográfica de alguna de nuestras piezas no puede ser fijada con seguridad en eI territorio de Asturias, dato que
habrá de tenerse en cuenta a la hora de matizar las hipótesis de
trabajo que a continuación exponemos.
De Ia etapa altoimperial conservamos dos recipientes, nos referimos a Ia jarra 3 (fines del siglo I-siglo III d. C.) y aI «blechkannen» núm. 4 (siglos II-III d. C.). Este par de ejemplares nos hablan
de los contactos culturales con Ia provincia gala, de donde posiblemente proceden, ya que es alli donde se encuentran más representados. El problema se plantea, como ya señalamos, aI desconocer la procedencia de estos recipientes. No obstante, queremos
hacer hincapié en la aparición de los mismos en Hispania, donde
contamos con escasos ejemplos de estas dos producciones, pues como indicábamos en eI estudio de estas piezas, los paralelos peninsulares son casi inexistentes.
Para la etapa tardía (siglos IV-V d. C.) es importante señalar
1a aparición, en una zona tan septentrional, de recipientes inscritos en la clásica tipología sobre los materiales de ia «Cultura del
Duero». Bien es sabido que el área inicial de estas producciones
se encuentra en Ia actualidad muy rebasada, lo que ha propiciado eI desmantelamiento de la teorÍa sobre eI «Iimes hispánico»
(Fuentes, 1989). Los hallazgos asturianos avalan, portanto, la dispersión de estos tipos por eI ámbito peninsular y la inmersión de1
territorio es Ia tónica general imperante en toda Hispania, donde, en ese momento, se desarrollan unos modelos característicos,
de cuya influencia no escapan los bronces asturianos. Esto significarÍa una revitalización ideológica en las postrimerias del Imperio y el posible abandono de algunos esquemas tradicionales para adecuarse a los nuevos gustos que marcan los posesores de las
uillae, como Ia de Vega de Ciego.
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